Hoy el grupo Seattle Escribe tiene un evento en la biblioteca pública de Seattle: “Celebrando nuestra Hispanidad”. Acá les mando mi contribución desde Richland, WA
¿Quiénes somos los Latinos? Esa es una pregunta difícil de responder, porque nosotros somos complicados y no puedes clasificarnos en categorías simples. Y esa es la respuesta a la pregunta: no cabemos en categorías simples. Cuando buscas respuestas simples para una cultura compleja como la latina, el resultado es que les haces trampa a ambos lados y ninguno recibe lo que se merece. – Rick Najera, Almost White.
¿Quiénes somos los Latinos?
Esta es la respuesta más simple: Los latinos son gente que tiene piel color café con leche, todos los latinos hablan español, y todos los latinos son Mexicanos.
Esa es la idea común que se maneja por mi barrio, y confieso que dejó a mi nueva vecina muy confundida cuando vio un niño pelirrojo de tez blanca hablando en español en el parque. Los prejuicios llegaron rapidito en nuestro primer intercambio de palabras:
“He doesn’t look Mexican at all. How come he speaks Spanish?”
Por suerte mi hijo está distraído jugando, y no la ha escuchado.
“He doesn’t look Mexican at all” me dice la pobre mujercita tan despistada. “How come he speaks Spanish?” me pregunta ella, sin malicia pero con su mentalidad tan limitada.
Quisiera decirle que mi hijo es un “Mexican from South-America” y que mejor se meta en sus propios asuntos, pero me trago la respuesta agresiva y solo le digo “Half of his family speaks Spanish, it is important for him to speak it too”. Porque esa es la verdad: la mitad de su familia habla español. Para mi hijo, perder el idioma no sería una perdida intangible de identidad cultural. Sería la pérdida real e inmediata de no poder hablar con la mitad de su familia, de perder a la mitad de su familia de sopetón. No abuelito, no abuelita, no tia, no primos o primas.
La mujercita parece contenta con la respuesta y no me pregunta más, al menos por ahora. Luego pasamos a conversar temas más amables, después de todo tenemos algo en común: ambos somos padres.
Su niño, casi la misma edad que el mío, anda subiéndose en la resbaladera, todavía usa pañales, y su vocabulario se limita a balbuceos. Me trago la preguntas hirientes, las comparaciones que podrían hacerla sentir incómoda. Después de todo estamos aquí para quedarnos, y hay que poder conversar entre vecinos, sin herirse con cada palabra. Pero la verdad es que cuando se comienza la conversación con prejuicio e ignorancia, la sangre se me congela y es difícil hacerme el interesado en lo que hablamos. La diplomacia se me acaba al poco rato y me invento una excusa medio cierta, que ya es hora de ir a la hora de cuentos en la biblioteca.
Otro día volveremos al parque. Tal vez ese día, de mejor ánimo, podremos hablar más con mi vecina. Tal vez le pueda contar que hay más países hispanohablantes en el mundo, no solo México, que somos mestizos, unos mas blancos, otros más negros, otros más amarillos. Que nuestro color de piel no nos define, aunque desafortunadamente a menudo sí nos divide. Tal vez nuestros niños jueguen juntos, y tal vez los terminemos invitando a la biblioteca a ella y a su niño. Y ojalá que ellos acepten nuestra invitación. Porque llevamos tantos años pensando en educarnos como latinos que se nos olvidó que hay que educar también a los Anglos.
Si de verdad queremos un mejor futuro no sólo hace falta educarnos, sino también ayudar a que nuestros vecinos se eduquen. A mis vecinos prejuiciosos les mostraré videos de afrolatinos bailando Marinera, japoneses de tercera generación cantando a Agustín Lara, y de uno que otro blanquito como yo bailando Cumbia. Los invitaré a ver la película de Cantinflas en video 3-D Dolby Surround Sound. Porque la riqueza de nuestra cultura es mejor cuando se comparte, y porque aunque no hay respuestas simples para la pregunta de ¿Quíenes somos los Latinos?, es una pregunta sobre la que vale la pena pensar y conversar a menudo.
Te pregunto: ¿Sabes quién eres tú mi amigo?
Yo soy latino.
¿Y tú?
Excelente! me pasa a cada rato, conmigo misma, con mis hijos, con mis nietos, por eso no me gustan las categorías de ningún tipo! te felicito, Maria
Este texto fue uno de los favoritos del evento. La audiencia reaccionó con empatía, Tod@s nos sentimos identificad@s con tus palabras.