Soneto al amanecer

 Ayer era de noche, era muy frío,
 y no cabía el sol en mi memoria.
 Solo cabía recriminatoria
 culpa aguda, dolor y escalofrío.

 Pero además me sentía vacío
 de la felicidad obligatoria.
 Repleta mi memoria vejatoria, 
 llena de arrepentimiento tardío.

 A mi lado, una sombra degollada
 nos cubría con mil mantas de pluma,
 asfixiando mi noche inacabada.

 Salió entonces el sol quemando bruma,
 con la claridad de la madrugada,
 logrando que mi alma se desentuma.

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