El negrito viaja en el Tiempo.

Selección de la Antología del Concurso Estatal Seattle Escribe 2018: «el juego de la lotería». Carta del negrito.

 

Vamos de este lugar,

pues si duro aquí otro poco,

te aseguro, salgo loco

de esos que llaman de atar.

Atribuido a: José Vasconcelos, el negrito poeta, siglo XVIII, México.

 

El viajero temporal

viniendo hoy desde el futuro

color de piel negro oscuro

dandy clavel en ojal.

 

El pasado no está mal

dice él con bastón en mano

cuando camina bacano

frente al cuartel policial.

 

Él hoy viene para ver

el racismo en el pasado

que mañana ya ha acabado

pero que hoy es de no creer.

 

Mientras piensa él con alarma

que no ve gente negrita

un policía le grita

alto negro, suelta el arma.

 

Arma no tiene el negrito

él sólo tiene un bastón

pero ya no entra en razón

el policía expedito.

 

Al policía avisó

una señora educada

que un hombre de piel tostada

en el barrio ella avistó.

 

La señora se imagina

sólo la negra intensión

aumentando la tensión

con su lengua viperina.

 

Un peligro para niñas

ese hombre tan bronceado

de seguro bien armado

pues su clase ama las riñas.

 

Del cuartel salen manojos

de la mira no lo quitan

suelte ya el arma le gritan

sin querer usar sus ojos.

 

Todos miran el bastón

pero un arma se imaginan

mira tú, que así terminan

tantos en el panteón.

 

Apuntado por cañones

pensó el viajero ahí mismo

así que esto es el racismo

ya rezo mis oraciones.

 

Pero tuvo buena suerte

este negrito viajero

lo reconocieron mero

escapándose hoy a la muerte.

 

Es el de la lotería

gritó fuerte el capitán

calmando con ademán

a toda la policía.

 

Personaje de su infancia

él fácil lo identifica

la figura igualitica

al negrito con prestancia.

 

Negrito de lotería

la gente no le rodea

el negro no merodea

si hace que la gente ría.

 

Siga dice capitán

mi muy querido negrito

el sombrero yo me quito

ante tamaño titán.

 

Muy confundido y aliviado

se vuela de allí el viajero

dice de aquí nada quiero

dejando atrás el pasado.

 

En el mundo por venir

él pudo reflexionar

que lo querían matar

sólo por ser y existir.

 

El viajero temporal

ha dicho yo no me muevo

no visitaré de nuevo

ese pasado inmoral.

 

Una elección infería

que la vida le salvó

que de vestuario tomó

un naipe de lotería.

 

Esta vez creo en la suerte

de que me salió el negrito

porque si sale diablito

no me salvo de la muerte.

 

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Calaverita literaria

A veces hay que animarse a hacer algo que uno no sabe. Porque haciendo se aprende. Animado por amigos me puse a escribir calaveritas literarias hace unas semanas. Por pura casualidad me enteré también que había un concurso de Calaveritas en el estado de Washington, en donde vivo. La fundación WA-GRO celebró hoy la premiación de su “I Concurso de altares, catrinas y calaveritas literarias” con un evento de Día de Muertos en Everett Community College, y aunque no gané un premio, me gustó mucho estar allá. Acá les dejo la calaverita que mandé: un homenaje a Dolores Huerta.

Y esta semana vienen novedades sobre mi nuevo librito. Estén pendientes.

Calaverita literaria:

Una oscura madrugada
llamaron a la puerta,
pregunta una voz callada
¿Está Dolores Huerta?

Dolores abre valiente
y se encuentra a la Parca
que le está pelando el diente,
un dulce abrazo la abarca.

Un momentito Pelona
le dice ella calmada,
no puedo irme, perdona,
pero estoy muy ocupada.

Yo soy Dolores Huerta
y este es mes de elecciones,
ni cansada, enferma, o muerta,
escapo las votaciones.

Más bien querida Muerte
ven conmigo a caminar,
que un nuevo votante
vamos a registrar.

Está bien, dice Guadaña,
pero en un mes eres mía,
hoy el pueblo te acompaña
y sin ti ¿quién lo guiaría?

Las Niñas de tus Ojos

Sentada en la banca inmóvil.

Agotando el pozo de tu paciencia,
tormentas en tu conciencia,
tu sonrisa tan nublaba.

Pero de pronto 
las niñas de tus ojos
se ponen los impermeables,
se ponen las botas de hule,
y saltan, 
y saltan, 
y saltan.

Dichosas saltando en tus charcos, 
charcos del alma.
Ellas dicen jugando 
que 
ya vamos 
a llegar,
a llegar,
a llegar.

Ya vamos a llegar.

Mañana: Día de Muertos en Seattle Center (Armory main floor)

Este fin de semana se celebra el día de muertos en Seattle Center. Mañana Sábado 29 de Octubre los miembros de Seattle Escribe leeremos textos cortos sobre el dia de muertos durante el transcurso del día. Visítenos de las 11 AM a las 7 PM.

Esta es mi contribución:

El Día de Muertos Celebra la Vida

El día de muertos se celebra con comida. La comida es vida. Nosotros comemos para disfrutar la vida y para seguirla viviendo.

No hay como los frijoles con chicharrón que hacía mi abuela Lucila. Hay gente que los comería hasta morir. Y qué decir de el pan dulce, el pie de limón, el pastel de chocolate. Que viva también los dulces, aunque el azúcar que inoculan envía tantas almas en un camino muy amargo.

El día de muertos se celebra con música. Y la música es la mayor expresión de la vida. Aunque nos maten de manera dolorosa, como a Victor Jara, la música sigue viva. La música sigue sonando más fuerte que las balas.

Los muertos viven en nuestros recuerdos. Hoy también quiero celebrar a Maria Elena Moyano, cuyo coraje es recordado por medio millón de dolientes en los arenales de Villa el Salvador.

Me despido ahora. Como dijo Jaime Garzón, “siempre es bueno salirse en lo mejor de la fiesta”. Les deseo un feliz día de los muertos. Que la vida nos mantenga bien vivos, hasta que la muerte nos encuentre, un día de éstos.

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https://www.diademuertosenseattle.org

Imagen: https://www.diademuertosenseattle.org

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Una hilera de hombres jóvenes, en formación, mirando a la pared

Yo tengo un recuerdo de hace más de veinte años. Era una mañana fría en Bogotá. Yo estaba en una hilera de hombres jóvenes, en formación, mirando a la pared. Todos nerviosos. Todos en ropa interior, esperando a que el médico nos examinara los testículos. Las secretarias en el cuarto contiguo hacían mercado de ojo por la ventanilla. Los militares a cargo del reclutamiento examinaban de arriba a abajo a cada uno de los posibles conscriptos. Yo estaba en mis calzoncillos, avergonzado de mi blancura excepcional, en medio de tanta piel morena. Sentía que todas las miradas se enfocaban en nosotros, como si tuviéramos en la espalda un cartel que decía “carne fresca”.

Me habían dicho “A los blancos no los mandan al monte a pelear sino que los ponen detrás de escritorios durante el servicio”, y saber eso me hacía sentir vergüenza por mis privilegios, pero también me hacía sentir menos asustado. También tenía una excusa médica, por mis pies empinados de nacimiento, y las cicatrices para demostrar la cirugía que me permitió por fin caminar como los otros niños. Pero la mirada y trato de los coroneles me ponía a dudar si ellos iban a creer la validez de los papeles medicos, o si ellos iban a decirme que con la cirugía yo ya estaba del todo curado. De manera más vergonzosa, tenía memorizado el nombre y número de teléfono de un general, para asegurarme que si me subían en el camión de conscriptos, pudiera llamar para que al menos no me llevaran inmediatamente fuera de la ciudad.

La posibilidad de pagar mi servicio militar obligatorio yendo a la guerra con la guerrilla me tenía absolutamente aterrorizado. Era la clase de terror visceral que te hace sentir que en cualquier momento se te van a soltar los esfínteres y te vas a ensuciar los pantalones. El servicio militar significaba para mí en el mejor de los casos interrumpir mis estudios y pasar un año en los cuarteles. En el peor de los casos el servicio militar significaba ser carne de cañón contra la guerrilla en el monte y “objetivo militar” para los narcoterroristas en las ciudades. Al final las cicatrices convencieron al médico. Los militares y yo estábamos de acuerdo: yo no sirvo para cargar un fusil y morral en la selva. Me dijeron que me podía ir. Fui a la casa feliz, y esa tarde regresé a mi vida de estudiante en una universidad de élite. Como si nada hubiese pasado.

Yo ya hace mucho que no vivo en Colombia. ¿Para qué decir cómo hubiese votado en el plebiscito del acuerdo de Paz? Mi voto imaginario no cuenta. En el Consulado de Colombia, que está a muchas horas de acá, no saben de mí hace años. Pero cuando me entero que los Colombianos votamos ayer en contra del acuerdo de paz, pienso en mí mismo hace más de veinte años. Pienso en los jóvenes a punto de entrar ahora en esos galpones, donde después de un examen médico y un sorteo puedes salir a pie para tu casa. O puedes salir en camiones directo para los cuarteles y de allá a pelear en donde te manden. Pienso en mi hijo, que todavía no es ciudadano colombiano. Pienso en su futuro. Pienso también en la paz triste de los cementerios. Pienso sobre todo en todos los futuros truncados. ¿Habrá algún día un futuro sin guerra en Colombia? Eso espero, por el bien de los que se quedaron, y por la tranquilidad de conciencia de los que nos fuimos.

Lágrimas en el espacio

Lágrimas en el espacio

Lágrimas en el espacio.
Lágrimas que nunca caen de tu rostro.
Peculiaridades de la microgravedad.
Pegadas a tu piel
por una eternidad.

Cables sueltos
que flotan en aire presurizado,
tocando paredes llenas de agua condensada.
La muerte anunciada:
Houston, we have a problem.

Veo la cara resignada,
la tristeza de un final certero.
Agua y electricidad no se juntan
porque matan,
tanto en la tierra como en el cielo.

Destellos y crujidos
en una tumba en bajada,
olor a humo,
y a desesperanza,
y a carne quemada.

Veo caer la nave,
es un meteoro envuelto en llamas.
Pero la lágrima está libre,
ahora flota
en caída libre, y liberada.

http://poetryonbuses.org/submit-a-poem/spanish/

Poesía mojada en los buses de Seattle #poetryonbuses

Plinc, plinc, plinc, plinc

golpes duros en techo de zinc

pap, pap, pap, pap

ven papá a ver granizar

rar, rar, rar, rar

arrastra la lata al patio central

puf, puf, puf, puf

vapor de mi aliento en frío invernal

ñam, ñam, ñam, ñam

hielito en mi boca derrite genial

Granizo En El Barrio De Obreros- Junio 2016, Ivan F. Gonzalez

Este año vuelve la poesía a los buses de Seattle, y el tema para el 2016 es “tu cuerpo de agua”. El concurso está abierto para los residentes de King County en Washington. Son nueve idiomas aparte del Inglés, y este año el Español es de nuevo invitado de gala. Los envíos deben tener a lo máximo cincuenta palabras y estar acompañados de una traducción (informal) al Inglés. Para mayor información en español sobre las reglas del concurso visita esta página.

Para los que no somos poetas profesionales, hay ayuda también. Este fin de semana asistí a uno de los talleres gratuitos en Español para aprender a escribir poesía de 4culture y Seattle Escribe en la Biblioteca Pública de Seattle. El próximo taller es el 20 de Agosto en Burien, la información se encuentra en este enlace.

¿Que és el agua? ¿Cúal es su primera memoria que contiene agua? Ahí hay un poema que tiene que ser escrito, su poema, el poema con su historia y sus sueños ¿Comenzamos?