De rima simple y robótica métrica, con razón la profesora se queja. Del rimero flojo, que rima deja, aunque sea obvia, ciega, tonta, y tétrica. Mi pluma es aritmética y simétrica. Confieso que mi rima no es pareja. Lo que escribo poesía asemeja, pero mi inspiración es milimétrica. Si he de sincerarme, profesora, yo no llego ni a ser pobre rimero. Hice en rima astronauta a la señora. Hice cornudo y rosado el sombrero. Siempre me ayudó la computadora. A falta de talento, ¿Qué más quiero?
Dedicado con agradecimiento a la profesora Rita Wirkala de Seattle Escribe, que con su conocimiento, generosidad, y buen humor ayuda a que mis escritos entuertos sean menos peores y más mejores.